Antoine Watteau - Jupiter y Antiope - 1715-16 (Louvre, París) |
Pintura
Antíope era una joven de extraordinaria belleza que fue seducida por Júpiter, convirtiéndose antes en sátiro. Watteau nos presenta a la joven durmiendo, desnuda, ligeramente cubierta por una tela que Júpiter levanta para contemplar su bello y sensual cuerpo. El dios tiene forma de sátiro y se coloca en posición contraria a la joven, creándose un juego de contrastes de gran belleza tanto por las posturas como por los colores de la correspondiente carnación, nacarada la de Antíope y rojiza la del dios convertido en sátiro. La escena se desarrolla en un paisaje de tonos también rojizos, que hace resaltar aún más la blancura de la piel de Antíope.
Música
La última Sinfonía de Wolfgang Amadeus Mozart, la número 41 en do mayor, K. 551, “Júpiter”, fue compuesta durante el verano de 1788, junto con la número 39 en mi bemol mayor y la número 40 en sol menor. El "Finale" es un especial ejemplo de la maestría del compositor.
Parece ser que fue Johann Peter Salomon, empresario alemán establecido en Inglaterra, quien dio a esta sinfonía el nombre de "Júpiter", nombre de la suprema divinidad de la mitología romana. Con ello quiso probablemente resumir en una palabra el carácter triunfal, generoso y solemne de la obra.
Wolfgang Amadeus Mozart - III. Menuetto - Sinfonía número 41 en do mayor, K. 551, “Júpiter”
Wolfgang Amadeus Mozart - IV. Molto allegro - Sinfonía número 41 en do mayor, K. 551, “Júpiter”
¿Sabías que en reemplazo de Christoph Gluck, compositor de la corte muerto el año anterior, Mozart pudo por fin acceder a lo que con tanto afán habían anhelado él y su padre durante años: un empleo permanente en la corte imperial de Viena? Pero el salario no era gran cosa, aunque alcanzaba para pagar la renta y, lo más importante, se trataba de un ingreso regular. Mozart tenía ya 32 años, y debía mantener una casa, esposa e hijos. A fin de aliviar en algo la situación, la familia decidió buscar una residencia ojalá más barata, mudándose a los suburbios de Viena. En el nuevo hogar, y en el increíble lapso de ocho semanas, el compositor escribió una tras otra sus tres últimas sinfonías.
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