viernes, 11 de abril de 2014

DESDE EL ALMA – Oficio de tinieblas -Año IV. Nº 237

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Michelangelo Caravaggio - El Descendimiento - 1600-04
Michelangelo Caravaggio - El Descendimiento - 1600-04  (Museo Vaticano)

 

Pintura

Caravaggio no representa en realidad la Sepultura ni el Descendimiento de la manera tradicional, ya que el Cristo no está descrito al ser bajado a la tumba, sino cuando, en presencia de mujeres devotas, es colocado por Nicodemo y Juan sobre la Piedra de la Unción, es decir, la piedra tumbal con la que se cerrará el sepulcro. Alrededor del cuerpo de Cristo se colocan la Virgen, María Magdalena, Juan, Nicodemo y María de Cleofas, quien alza los brazos y los ojos al cielo en un gesto de altísima tensión dramática.

Música

El compositor italiano Gregorio Allegri compuso su Miserere mei, Deus (Ten piedad de mí, oh Dios), basado en el Salmo 51, durante el pontificado del Papa Urbano VIII , probablemente durante el año 1630, para su uso en la Capilla Sixtina durante los maitines, como parte del Oficio de Tinieblas, el Miércoles Santo y el Viernes Santo. Tal interpretación se hacía a la luz de trece velas que representaban a Jesús y los doce apóstoles y que se iban apagando una a una hasta acabar en completa oscuridad. Era tal el efecto que se conseguía con la unión de la música y la liturgia que el Papa Urbano VIII, quien había encargado la obra a Allegri, prohibió su transcripción y su ejecución fuera del Vaticano bajo pena de excomunión.

Con doce años, de camino a Nápoles, los Mozart se detuvieron en Roma coincidiendo con la Semana Santa. Mozart y su padre asisitieron la madrugada del Miércoles Santo de 1769 a la interpretación del Miserere de Allegri en la Capilla Sixtina, atraídos por la inaccesibilidad y la consiguiente fama de una música de la que todos hablaban pero que muy pocos habían escuchado. Al acabar el oficio regresaron a su alojamiento y el jóven genio transcribió de memoria los doce minutos de música polifónica al papel pautado, violando así la prohibición papal. Los Mozart continuaron con sus viajes por Europa y en uno de ellos se cruzaron con el historiador británico Dr. Charles Burney, a quien dieron una copia de la partitura para que la publicara en Londres. La reacción del Papa Clemente XIV cuando se enteró del robo efectuado por el niño prodigio no fue la excomunión, como hubiese sido de esperar, sino llamarle a Roma para alabar su maestría musical y concederle la orden de la Espuela de Oro.


Gregorio Allegri - Miserere mei, Deus

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