P. Uccello (1397-1475), pintor florentino cuya obra intentó conciliar dos estilos artísticos distintos: la esencia decorativa de estilo gótico tardío y el nuevo estilo heroico de principios del Renacimiento. Su apodo Uccello procede de su querencia por pintar pájaros.
L. van Valckenborch (c.1535–1597), pintor flamenco. Destacó como retratista y pintor de paisajes y en sus obras combina el estilo flamenco, con puntos de vista elevados, con la observación directa de la naturaleza.
F. Vallotton (1865-1925), pintor y grabador de origen suizo, artista a caballo entre dos siglos, dos países y varias tendencias estéticas, de los Nabis a la Neue Sachlichkeit [Nueva Objetividad].Se interesó por una amplia gama de temas recurrentes - interiores, baños, desnudos femeninos, paisajes, bodegones… - expresiones extrañas debido a su estilo liso y frío, a los colores refinados, los recortes y los encuadres atrevidos.
F. Vasilyev (1850–1873), pintor paisajista ruso que introdujera el estilo lírico del paisaje en arte ruso.
V. Vasnetsov (1848-1926), pintor ruso que se especializó en temas mitológicos e históricos. Es considerado uno de los cofundadores del folclorismo ruso y la pintura nacionalista romántica, así como figura clave del revivalismo ruso.
M. de la Cruz Vázquez (1750–1792), pintor y grabador español. Realizó vistas del puerto de Cartagena y participó en el conjunto de retablos encargados por Carlos III para la decoración de la iglesia de San Francisco el Grande de Madrid. Inspirándose en los sainetes de su tío, el escritor don Ramón de la Cruz, realizó una serie de escenas callejeras.
J.M. Velasco (1840–1912), pintor paisajista mexicano. Dedicó la mayor parte de sus obras a la representación de la naturaleza, lo cual le coloca como un innovador de la pintura y la ecología de su época. Su sentido visual, su sensibilidad y sus conocimientos, le permitieron percibir más allá de lo que un ser normalmente dotado puede observar respecto a la forma, coloraciones y características del paisaje.
D. Velázquez (1599-1660), pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal. Trató con igual excelencia todos los géneros: religiosos, mitológicos, retratos, históricos, paisajes, bodegones, etc. Las características más peculiares y representativas de su pintura son el empleo de la perspectiva aérea, su profundidad y la pintura "alla prima", es decir, sin realización de bocetos. Por ello, las correcciones las hacía sobre la marcha y se nota en los numerosos "arrepentimientos" en sus cuadros.
E. Lucas Velázquez (1817–1970), artista romántico español que mejor supo entender el arte de Goya, erigiéndose en el más importante y apasionado seguidor del universo goyesco tras la muerte del genial aragonés, cuya esencia logró asimilar hasta el extremo de dificultar en ciertas ocasiones la correcta atribución de algunas obras poco estudiadas.
A. van der Venne (1828–1911), pintor de género austriaco. Sus obras son en su mayoría escenas de la vida rural.
J. Vermeer (1632-1675), marchante de arte, al igual que su padre, siempre se consideró algo más que un pintor. Solo trabajaba por encargo y no pintaba más de dos o tres obras al año. Conocido como el maestro de la «luz holandesa», lo característico de su obra es el uso de los colores azul y amarillo.
P. Veronés (1528-1588), pintor italiano, figura central del Manierismo veneciano. Uno de los tres grandes maestros de la pintura veneciana en la segunda mitad del siglo XVI, junto con Tiziano y Tintoretto. Desde el principio se inclinó por una paleta más clara que la de sus contemporáneos de Venecia, quizá debido a sus tempranas experiencias de fresquista; al mismo tiempo fue el auténtico heredero de Tiziano en cuanto a libertad y brillantez de la factura, que evoca sensualmente una gran diversidad de calidades. También desde el comienzo manifestó inclinación por los trajes suntuosos y los accesorios pintorescos, con personajes apuestos y lujosamente ataviados que se recortan sobre arquitecturas de blancura deslumbrante y se acompañan de perros, caballos u otros animales.
E. Vicente (1909–1968), pintor español. Con un trazo rápido y vivo capta los bailes populares, las tabernas y cafés, y todos sus tipos callejeros: el vagabundo, la prostituta, el mozo de cuerda, la flamenca, el fotógrafo. Pero más allá de esta crónica de la vida de la calle, su pintura celebra la intimidad. La intimidad lírica de sus rotundas figuras femeninas, mujeres desvestidas junto al balcón abierto, de erotismo nada velado, acariciadas por una luz suave y mate a un tiempo.
M.-D. Villers (1774–1821), pintora francesa que se especializó en retratos.
L. da Vinci (1452-1519), polímata florentino. Considerado el paradigma del homo universalis, del sabio renacentista versado en todos los ámbitos del conocimiento humano, incursionó en campos tan variados como la aerodinámica, la hidráulica, la anatomía, la botánica, la pintura, la escultura y la arquitectura, entre otros. Sus investigaciones científicas fueron, en gran medida, olvidadas y minusvaloradas por sus contemporáneos; su producción pictórica, en cambio, fue de inmediato reconocida como la de un maestro capaz de materializar el ideal de belleza en obras de turbadora sugestión y delicada poesía.
C. de Vos (1585-1651), pintor y comerciante flamenco. Sus obras se caracterizan por el equilibrio compositivo, en las que la fuerte gestualidad de los personajes le ayuda a establecer relaciones afectivas entre ellos.
S. Vouet (1590-1649), pintor francés del período barroco, quien en principio recibió el influjo de la pintura caravaggiesca. Sin embargo, su arte evolucionó hacia una pintura más aérea, enriqueciéndose con la influencia de la ola neovenecianista que recorría Roma. Introdujo en Francia el estilo barroco italiano, inspirado en la obra de El Veronés, que adaptó a las grandes decoraciones de la época de Luis XIII y de Richelieu.
F.G. Waldmuller (1793-1865), pintor y escritor austríaco, quien pronto se interesó por la naturaleza y empezó a pintar paisajes. Es en esta temática donde alcanza su mayor originalidad: su sentido del color y buen conocimiento de la naturaleza, le ayudaron a conseguir algunas pinturas muy notables.
A. Wardle (1860–1949), pintor británico, ´se especializó en la pintura de animales, tanto domésticos como exóticos, incluyendo leopardos, osos polares y tigres. También alcanzó reputación con sus grandes cuadros mitológicos.
A. Warhol (1928–1987), artista plástico y cineasta estadounidense que desempeñó un papel crucial en el nacimiento y desarrollo del pop art. Pintó lienzos cuya temática se basaba en algún elemento o imagen del entorno cotidiano, de la publicidad o el cómic.
J.W. Waterhouse (1849–1917), pintor británico. Sus comienzos como pintor estuvieron influidos por el neoclasicismo victoriano. En la fase siguiente, se convierte en un pintor prerrafaelita. Más tarde estuvo atraído por el plenairismo de los impresionistas franceses. Si al principio de su carrera se dedicó a temas de la antigüedad clásica, más adelante abordó los literarios, siempre con un estilo suave y misterioso, imbuido de romanticismo, que permiten encuadrarlo dentro del simbolismo.
J.-A. Watteau (1796–1872), pintor francés, uno de los grandes genios del último barroco francés y del primer rococó. Se le atribuye la creación del género de las fêtes galantes: escenas de cortejo amoroso y diversiones, con un encanto idílico y bucólico, bañadas en un aire de teatralidad. Algunos de sus temas más conocidos se inspiraron en el mundo de la comedia italiana o el ballet.
E.L. Weeks (1849-1903), ilustrador y pintor norteamericano´, gracias a los numerosos viajes que realizó al continente asiático, llegó a ser un distinguido pintor de escenas costumbristas orientales y del norte de África.
R. van der Weyden (1400–1464), pintor primitivo flamenco. Partió del estilo expresivo, lineal y naturalista de su maestro Robert Campin para dotarlo de una mayor intensidad dramática y un mayor grado de sofisticación y refinamiento.
R.W. Weir (1803–1889), artista y educador estadounidense, es considerado un pintor de la Escuela del Río Hudson. Sus lienzos tratan principalmente con temas históricos.
B. West (1738-1820), pintor estadounidense, el primero de tal nacionalidad que alcanzó fama internacional. Triunfó como retratista y autor de cuadros históricos, en los que introdujo la representación de personajes con los trajes propios de la época en composiciones y actitudes de corte neoclásico. Pintó también composiciones alegóricas.
J.M. Whistler (1834-1903), pintor, diseñador y artista gráfico estadounidense, ligado a los movimientos simbolista e impresionista, que realizó innovaciones técnicas y defendió el arte moderno, destacando sobre todo por sus aguafuertes. Considerado el creador del impresionismo inglés, concibe la pintura como experiencia estética pura, más allá de los valores de la representación y los enfoques culturales de los simbolistas de los años 1880-1890. Sus contemporáneos compararon su noche y sus sinfonías pictóricas con las variaciones sutiles de la música de Wagner.
L. White (1903–1984), pintora neozelandesa de la escuela modernista. Fue una de las fundadoras del New Group, un grupo conservador de artistas que se concentraba en la forma tradicional y el dibujo, algo en oposición a los artistas más jóvenes de la época que perseguían formas modernas y abstractas.
Ch. Williams (activo en 1809), ilustrador británico.
F.X. Winterhalter (1805–1873), pintor y litógrafo alemán especialmente conocido por sus retratos de la realeza realizados a mediados del siglo XIX.
E. de Witte (1617–1692), pintor de perspectivas holandés del Barroco. Los edificios de la ciudad de Amsterdam le sirvieron de fuente de inspiración para sus composiciones, sin embargo, sólo unos pocos de sus cuadros son reproducciones fieles de sus modelos, ya que el artista tomaba distintos elementos que reorganizaba en interiores puramente imaginarios. También ejecutó pinturas de género, vistas con puertos imaginarios y escenas de mercados.
J. Wright of Derby (1734-1797), pintor inglés famoso por sus pinturas de paisajes y sus retratos, conocido como el pintor de la Revolución Industrial tal y como se manifiesta en sus llamados "cuadros de estilo serio" con los que se distinguiría de las obras moralizantes de Hogarth y de las imágenes domésticas de Wheatley.
Wu Daozi (680–c. 760), artista chino de la dinastía Tang. Fue considerado como un gran maestro sin precedente ni repetición posible por los críticos y coleccionistas chinos antiguos. Casi toda la historia y todos los comentarios de la pintura de los períodos posteriores le llaman "Santo de la pintura de cien generaciones".
Yan Liben (c. 600-673), pintor chino y dignatario del gobierno en los inicios de la Dinastía Tang. No sólo era un pintor famoso que creó muchas figuras para los personajes en los libros históricos, sino también un arquitecto e ingeniero con brillantes éxitos.
A. Young Jackson (1882-1974), pintor canadiense y uno de los miembros fundadores del Grupo de los Siete.
K. Yuon (1875–1958), pintor y escenógrafo ruso, comenzó como paisajista impresionista y pintor de género con una nota simbolista. Más tarde jugó con las ideas del paisaje lírico y hasta el final de su vida se convirtió en un artista estricto del realismo socialista.
Zhou Fang (c. 730–800), artista chino influyente durante la dinastía Tang media. Fue un famoso pintor religioso y pintor de personajes.
A. Zorn (1860—1920), pintor impresionista, escultor y grabador sueco, extremadamente innovador que luchó por definir nuevos límites y desarrollar técnicas novedosas, como demuestran sus famosas experimentaciones para representar el agua. Viajó por Europa y a su paso por España se interesó por la obra de Velázquez, por lo que empezó a experimentar con los distintos efectos sobre el agua.
F. de Zurbarán (1598–1664), pintor español. La fuerza expresiva de su pincelada, añadida a su obediencia a la hora de satisfacer los deseos de sus comitentes, lo convierten en el mejor intérprete de la Reforma católica del siglo de oro español. Es el gran pintor de la vida monástica que él expresa con un realismo candoroso, y una extrema sencillez. Nadie como él ha sabido traducir con tanta precisión y exactitud los diversos hábitos conventuales. Sus retratos de monjes son de una veracidad impresionante y con escasos elementos sabe expresar los más intensos éxtasis místicos. Con respecto al tenebrismo, lo practicó sobre todo en su primera época sevillana, no solo en sus conocidas series monásticas sino también en obras de devoción privada. Nadie le supera en la manera de expresar la ternura y el candor de los niños santos: virgencitas en éxtasis, inmaculadas muy jovencitas, niños de la espina o santas adolescentes, son otros aspectos encantadores de su talento. Su técnica excepcional para representar los valores táctiles de las telas y de los objetos hace de él un bodegonista de muy alto nivel.
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