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Julius Schmid - Ludwig van Beethoven, el maestro solitario - c.1860 (Museo de historia de la ciudad de Viena) |
Pintura
Reproducción del editor de arte Hermann A. Wiechmann basada en una pintura de Julius Schmid. Representa a Ludwig van Beethoven paseando por los alrededores de Viena. El músico fue un amante de la Naturaleza, tanto es así, que pasaba gran parte de su tiempo caminando por el campo. Frecuentemente abandonaba Viena para trabajar en localidades rurales.
Música
La Primera sinfonía en do menor, Op. 68, de Johannes Brahms, quedó concluida en el mes de septiembre de 1876. Se estrenó el 4 de noviembre de 1876, en Karlsruhe, bajo la batuta de Félix Dessoff. El propio Brahms dirigió una presentación en Mannheim, tres días más tarde.
A Brahms le llevó veintidós años aprender la forma de utilizar la orquesta de modo sinfónico. No puede pensarse que esa haya sido una etapa de aprendizaje, si tenemos en cuenta la larga lista de hermosas obras compuestas mientras luchaba por crear una sinfonía. Durante esos años trabajó para dominar y controlar su romanticismo, para fundir la inspiración y el intelecto, para comprender a Beethoven profundamente y para moldear sus propios pensamientos sinfónicos.
El resultado de esta lucha increíble para lograr autodisciplina es, indudablemente, la más grande primera sinfonía jamás compuesta. Al director Hans von Bülow le pareció adecuado en 1877 llamar a esta sinfonía la Décima Sinfonía de Beethoven, debido a las similitudes percibidas entre la obra y varias composiciones de Beethoven.
Johannes Brahms - IV. Adagio – Più andante – Allegro non troppo, ma con brio - Sinfonía nº 1 en do menor, Opus 68
De inmediato, tras su estreno, la sombra de Beethoven volvió a caer sobre Brahms: el pianista y director de orquesta Hans von Bülow afirmó categóricamente que la Primera sinfonía de Brahms era como la Décima de Beethoven, cosa que a Brahms no le hizo ninguna gracia. De hecho, algunos críticos llegaron a decir que el Allegro del cuarto movimiento era muy similar en su diseño formal al finale de la Novena sinfonía de Beethoven, cosa que es muy discutible. Lo que Brahms logró muy exitosamente en su Primera sinfonía fue aportar un lenguaje sinfónico claro, sobrio, compacto, lejano de las ideas orquestales de Franz Liszt, Héctor Berlioz y Richard Wagner, y más cercano a la concentración e intensidad de su propia música de cámara.
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