Jean Lemaire - Eremita orando entre ruinas clásicas - 1637-38 (El Prado, Madrid) |
Pintura
Lemaire pintó para el rey de España la tela más grande de toda su carrera, sin duda como consecuencia de las exigencias de su patrón. Además, se le exigió la presencia de un anacoreta en oración, de rodillas e implorante. La escala de la figura también le vino impuesta, así como su vista de perfil, para mantener cierta unidad con casi toda la serie del Buen Retiro. El resto de la composición pertenece al vocabulario habitual del artista francés, pues forma un collage de ruinas escultóricas y arquitectónicas de la antigua Roma de indudable valor simbólico. Efectivamente, detrás del anacoreta situó un obelisco excavado en 1630 a instancias del cardenal Francesco Barberini, quien mandó transportarlo dos años más tarde al jardín de su nuevo palacio en el Quirinal. La identidad del anacoreta ha sido largamente discutida. Ciertamente, como en el resto de los eremitas del Retiro, el artista renunció a incluir atributos que permitieran identificarlo, lo que explica la existencia de numerosas propuestas, desde San Ignacio de Antioquia a San Pablo eremita en la Tebaida, sin que existan razones determinantes para decidirse por ninguna de ellas.
Música
Aunque, de acuerdo con algunas reseñas contemporáneas, la audiencia respondió fríamente a algunos pasajes de Norma, tragedia lírica en dos actos con música de Vincenzo Bellini y libreto de Felice Romani, en su estreno en La Scala de Milán el 26 de diciembre de 1831, el público pronto la convirtió en un éxito popular. Músicos tan diversos como Richard Wagner, Giuseppe Verdi, Johannes Brahms, y Gustav Mahler calificaron la ópera como una obra innovadora. Se la considera un ejemplo de la suprema altura de la tradición belcantista y la obra trágica de mayor éxito de su autor.
La sacerdotisa Norma, hija del jefe de los druidas Oroveso, es la amante secreta del procónsul Polión, del que ha tenido dos hijos,
custodiados por la fiel Clotilde mientras el resto no lo sabe. Entra Polión con su amigo Flavio, a quien confía que está enamorado de una joven novicia del templo de Irminsul, Adalgisa, y que quiere dejar a Norma. Le relata un sueño terrible en el que Norma mata a sus hijos y a Adalgisa (“Meco all'altar... Me protegge, mi difende” - "Conmigo, en el altar... Me protege, me defiende")
Vincenzo Bellini - “Meco all'altar... Me protegge, mi difende” - Norma
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