viernes, 25 de octubre de 2019

DOÑA FRANCISQUITA – Fandango -Año X. Nº 564

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Valeriano Domínguez Bécquer - El baile, o la carreta - 1866
Valeriano Domínguez Bécquer - El baile, o la carreta - 1866  (El Prado, Madrid)

Pintura

Según el propio Domínguez, la escena se ambienta en el pueblo soriano de Villaciervos. Ante el tapial de una casa de leñadores que asoma a la derecha del lienzo está situada una carreta tirada por bueyes, cargada con vigas de madera recién cortadas. Terminada la faena y para celebrar el merecido descanso, dos parejas de campesinos y otra de niños bailan delante del carruaje al compás del tamboril que toca un lugareño sentado en el extremo izquierdo del cuadro, envuelto en la capa blanca típica del pueblo de Villaciervos, junto a una mujer y una niña, que se sonríe al son de la música. Otros paisanos contemplan el baile, unos subidos a la tapia y otros conversando alegremente junto a la carreta mientras contemplan risueños a los pequeños danzarines.

Música

La gran fiesta incluida por Vives en Doña Francisquita, es un non plus ultra escénico que no tiene otras consecuencias dramáticas y se realiza en el gran patio interior, pero a cielo abierto, bajo el cielo de Madrid. Quien viva en esta ciudad puede considerarse invitado. Nadie está excluido. El baile mismo prueba que allí no se desfoga tampoco ningún afán de consanguinidad patriótica ni el egoísmo.

La fiesta está en todo su apogeo. Cuando llega Don Matías y sorprende a su novia con su propio hijo se enfurece pero enseguida depone su enojo porque no puede resistirse a la atracción del baile ni a la idea de que hace mejor pareja con Doña Francisca que con su hija. Entretanto, Lorenzo ahoga la ira que Fernando le había provocado por celos, aunque no se ha dado cuenta todavía que Cardona se ha convertido en un rival más exitoso.


Amadeo Vives - No. 15 Fandango - Doña Francisquita

viernes, 18 de octubre de 2019

DOÑA FRANCISQUITA – Románticos -Año X. Nº 563

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Leonardo Alenza y Nieto - Lectura en el Café de Levante - ca. 1827-45
Leonardo Alenza y Nieto - Lectura en el Café de Levante - ca. 1827-45   (Lázaro Galdiano, Madrid)

Pintura

Varios caballeros, entre ellos un clérigo y un militar, se arremolinan en torno a otro más joven, que lee en voz alta la hoja de un pasquín o periódico. Debido a la naturaleza casi efímera de su destino y a su carácter esencialmente decorativo, la pintura está resuelta con una evidente simplicidad, tanto en su diseño, -atento fundamentalmente a la descripción casi caricaturesca de los personajes, situados en una escenografía desnuda, tan sólo insinuada a base de simples líneas y planos geométricos, y de una apariencia monumental impropia de un café-, como en su técnica, de una materia extremadamente delgada y fluida y una paleta casi monocroma, que le dan la apariencia de una sarga pintada a la acuarela o al temple, lo que ha llegado a distorsionar su visión, al trepar a la superficie zonas de la preparación y la propia trama de la tela. [...] No obstante, este conjunto al que pertenecen los dos lienzos, constituye un testimonio histórico verdaderamente excepcional del tipo de decoraciones que ornaban los cafés románticos, y ejemplo único de esta faceta de la personalidad artística de Alenza, por la que, a pesar de su carácter menor, fue -como se ha visto- más afamado en su tiempo.

Música

No faltó la peripecia física en forma de accidente, que sufrió el maestro días antes del estreno de Doña Francisquita y que obligó a que la instrumentación de algunos números la terminasen otros compositores, entre ellos Conrado del Campo, Turina y Pablo Luna quien se encargó nada menos que del “coro de románticos” impregnándolo quizás de lo que Vives denominó “música rubia”.

Esa misma noche, frente a la casa de Don Matías, la voz piadosa del sereno despide el día y sensitivos “románticos” con sus amigas íntimas llenan la calle con sus emotivas canciones. Lorenzo, el tabernero, golpea violentamente la puerta de Don Matías. Quiere batirse esa misma noche con Fernando por el amor de Aurora.


Amadeo Vives - No. 14 Coro de los románticos - Doña Francisquita

viernes, 11 de octubre de 2019

DOÑA FRANCISQUITA – Amor y celos -Año X. Nº 562

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Casimiro Sainz - Retrato de caballero - 1875
Casimiro Sainz - Retrato de caballero - 1875  (Colección privada)

Pintura

En estos años Sainz trabaja obras de interior, con cierto preciosismo, hacia la pintura galante, seguramente influido por uno de sus maestros, Vicente Palmaroli, que se trajo esta moda de París. Ya se advierte a un Sainz fijado en el interiorismo, en la captación de detalles. Estas obras de pequeño formato, eminentemente burguesas, presentan aún un aspecto mate, con una iluminación todavía contenida y escasamente brillante.

Música

En Doña Francisquita se mezclan tres épocas, concentradas en el escenario invariable de Madrid. En primer lugar la época de la monarquía absolutista en la que se desarrolló la comedia de Lope; en segundo lugar la época romántico-burguesa, ávida de abrirse, a la que los libretistas de Vives trasladan esa acción original y, en tercer lugar, la época misma de los autores y de su público contemporáneo, pocos años después de la Primera Guerra Mundial, en la que la sociedad burguesa de España más que vivir languidecía con metas imprecisas.

Fernando se siente cada vez más seducido por esa muchacha intrigante. Por otro lado, los celos que le provoca a la actriz esa falsa mujer que lo acompaña, que no es otro que Cardona disfrazado con ropas femeninas para el carnaval, hacen surgir a la luz su pasión por el estudiante, hasta entonces no confesada a él ni a sí misma, pero Fernando ya nada quiere saber de ella (“Por el humo se sabe”)


Amadeo Vives - No. 10 Por el humo se sabe - Doña Francisquita

viernes, 4 de octubre de 2019

DOÑA FRANCISQUITA – El alma del viejo Madrid -Año X. Nº 561

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Eugenio Lucas Padilla - La ronda - c. 1865
Eugenio Lucas Padilla - La ronda - c. 1865  (El Prado, Madrid)

Pintura

La influencia de los modelos goyescos en las pinturas de Lucas se refleja en la elección de los mismos temas para sus pinturas: la Inquisición, tauromaquia o temas de galantería. Todos ellos con una factura expresiva, empastada y de sorprendente audacia, sin evitar la fealdad o la caricatura. En 1855, el artista entrará en contacto con las Pinturas Negras de Goya, un hecho que explica la similitud de composición que puede haber entre el personaje central de esta pintura, un guitarrista que mientras canta eleva sus ojos al cielo, y el guitarrista de una de las Pinturas Negras de Goya titulada Romería de San Isidro. Sin embargo, en este caso no nos encontramos ante una visión fantasmagórica, a pesar de algunas de las expresiones de los personajes del grupo de la derecha, sino de una verdadera escena popular donde el músico principal va acompañado de un muchacho joven que toca la pandereta.

Música

En la gestación de Doña Francisquita tal y como hoy la conocemos abundan los sucedidos, empezando por la forma de componer de Vives que se anticipaba al libreto mediante lo que llamaban “el monstruo” que venía a ser una especie de “andamio” literario sobre el que el compositor escribía su música, andamio que luego era sustituido por el libretista. Pues bien, los primeros versos de la canción de la juventud (“Canto alegre de la juventud que eres alma del viejo Madrid”) formaban parte del “monstruo” pero con tan buen acierto que fueron respetados en el libreto definitivo.

El estudiante Fernando, en compañía de su jovial amigo Cardona, vuelve a hacer la corte con ardor a la actriz Aurora, que de nuevo lo rechaza altanera. Por otro lado, la encantadora y astuta Francisquita finge aceptar el cortejo de Don Matías, el padre de Fernando, para llegar de este modo a éste.


Amadeo Vives - No. 5 Canción de la juventud - Doña Francisquita

 
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