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Jean-François Millet - Las espigadoras – 1857 (Museo D'Orsay, París) |
Pintura
El pintor representa a tres cosechadoras, en el primer plano, espalda cuadrada, mirada fija hacia el suelo. Combina de este modo tres fases del repetitivo y agotador movimiento que impone esta dura tarea: agacharse, recoger, levantarse.
Su austeridad se opone a la abundancia de la cosecha en lo lejano: almiares, gavillas, carro y la muchedumbre de los segadores que se ajetrean. Este abundante y luminoso festejo parece cuanto más alejado que el cambio de escala es repentino.
La rasante luz del sol poniente marca los volúmenes del primer plano y proporciona a las cosechadoras un aspecto escultural. Subraya con vivacidad sus manos, nucas, hombros y espalda y aviva los colores de su ropa. Después, lentamente, Millet matiza lo lejano, para producir una atmósfera dorada y polvorienta, intensificando la impresión bucólica del fondo. El personaje a caballo, aislado en la derecha es seguramente un capataz. Encargado de vigilar las labores en la finca, también procura que las cosechadoras cumplan con las reglas ligadas con su actividad. Su presencia añade una distancia social, recordando la existencia de los propietarios de quienes es la emanación.
Música
Una pieza de teatro con semejante conflicto central hubiera sido considerada fuera de lugar en otros países europeos alrededor de 1930, no así en España, atrasada históricamente. La opresiva sociedad de clases de España, que obstaculiza la vida de todos, es tomada muy en serio para poder ridiculizarla eficazmente. Es combatida, sobre todo la rígida vertical social que parte del predominio masculino, cuando dos mujeres de distinto nivel toman en común la iniciativa para compensar la desigualdad social. La rosa del azafrán, zarzuela en dos actos y seis cuadros, con texto original de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw y música de Jacinto Guerrero, se estrenó el 14 de marzo de 1930 en el Teatro Calderón de Madrid.
Las espigadoras empiezan su canto (Coro de las espigadoras: “Acudid, muchachas”) y Catalina entona “Esta mañana muy tempranito” tras la faena por la cosecha. Todos se enteran que Don Generoso había encontrado a su hijo Juan Pedro, lo que cambiaba su status totalmente.
Jacinto Guerrero - No.11 Coro de espigadoras - La Rosa del Azafrán
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