Eugene Boudin - Mar gruesa - 1885 (Colección privada) |
Pintura
Si confeccionáramos una lista con los pintores de la historia que mejor han retratado las nubes, Boudin ocuparía un lugar muy destacado. Con diez años, el artista, hijo de un marino, fue grumete en el barco de su padre. A pesar de que pronto abandonaría el oficio, el pintor mantuvo un fuerte vínculo con el mar, que se convertiría en protagonista de gran parte de sus obras. Muchas de sus pinturas sobresalen por los cielos y por las formaciones nubosas contenidas en ellos. Hizo gala de ello en sus bellas marinas, en muchas de las cuáles (como ocurre con este cuadro) el cielo roba protagonismo al mar, ocupando dos tercios de las dimensiones verticales del lienzo, al más puro estilo de los paisajistas holandeses del siglo XVII. Otro de los puntos fuertes de Boudin fue su dominio del tratamiento de la luz en los cuadros, ejecutando magistralmente las sombras de las nubes y los reflejos en el agua. Con sus características pinceladas muy sueltas, fruto de la rapidez con la que ejecutaba las obras, captó la esencia de las formas nubosas, de la cambiante superficie del mar y de los constantes juegos de luces y sombras que nos regala la Naturaleza.
Música
El público de Viena escuchó por vez primera Nordseebilder (Estampas del Mar del Norte) op. 390, vals de Johann Strauss II, cuando su hermano Eduard lo dirigió en uno de sus conciertos en el Musikverein, el 16 de noviembre de 1879.
Este vals de escenas marinas es el resultado de una visita a la isla de Föhr, en Frisia del Norte, durante unas vacaciones que Strauss y su
segunda esposa, Angelika, pasaron en el pueblo de Wyk. La lenta introducción del vals sugiere una escena de mar en calma, mientras que los temas posteriores recogen el arremolinamiento de las olas. La escena de la tormenta sugiere el Mar del Norte bajo fuertes vientos con el uso de acordes furiosos e instrumentos de metal. El tema inicial del vals es reintroducido antes del brillante final.
Johann Strauss II - Nordseebilder, vals para orquesta, Op. 390 (RV 390)
Los contrastantes estados de ánimo que ofrece el vivir tan cerca del Mar del Norte de inmediato impulsaron el espíritu creativo del compositor y le llevaron a producir esta obra que describe las tormentas marinas y los vientos en compás de 3/4.
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