Francisco de Goya - Cazador al lado de una fuente - 1786-87 (El Prado, Madrid) |
Pintura
Un cazador, con la escopeta terciada sobre el regazo, descansa al lado de un manantial. El tapiz resultante de este cartón de Goya formaba parte de los que iban a decorar el comedor (?) de los Príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma) en el palacio de El Pardo. Su formato indica que era para la decoración de una sobrepuerta, formando pareja con el Pastor tocando la dulzaina. La serie iba a consistir en trece tapices con el tema de las Cuatro Estaciones y otras escenas campestres, descritas como "Pinturas de asuntos jocosos y agradables".
Música
El joven romanticismo alemán tenía predilección por las historias de espíritus y de fantasmas. La existencia de fuerzas sobrenaturales en la naturaleza fue tema de innumerables historias, novelas y piezas de teatro. Weber conocía ampliamente esta literatura y sobre todo una historia que trataba de una boda que había estado a punto de suspenderse por culpa de un maleficio. Fue Carl Maria von Weber quien dio a su libretista la idea de Der Freischütz (El cazador furtivo), ópera estrenada en Berlín en 1821.
Max se queda atrás cuando todos se dirigen al interior de la taberna. Oscurece. Con una violenta agitación interior recuerda los tiempos en que recorría alegremente los bosques y los campos y ninguna de sus balas fallaba ("Durch die Wälder, durch die Auen"). La alegre y confiada melodía se interrumpe, de repente suena un acorde que en esta ópera indica siempre la presencia de un poder sobrenatural. Es como si
en la profunda oscuridad que ha caído, entre los matorrales, anduviera una figura demoníaca inadvertida por Max. El honrado aprendiz de cazador siente una presencia opresiva de la que no puede defenderse. Kaspar regresa con él. A pesar de que Max, en lo más profundo de su alma, desconfía de su misterioso compañero, se deja llevar por su charla. Max conoce las anécdotas sobre las balas mágicas; ha oído decir que los cazadores desleales vendieron su alma al diablo y obtuvieron a cambio siete balas. Seis que aciertan infaliblemente según los deseos del cazador; pero la séptima la dirige el maligno.
Carl Maria von Weber - No. 3 Recitativo y aria de Max - Der Freischütz
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