Adolphe-Alexandre Lesrel - El brindis - 1907 (Colección privada) |
Pintura
Lesrel pintó muchas escenas de género, de inspiración histórica. Casi todas son interiores, los personajes lucen trajes de época Luis XIII, y la decoración está ahí para completar esta búsqueda de autenticidad histórica: muebles del Renacimiento o Luis XIII, armas del siglo XVII, objetos decorativos antiguos... Sus personajes favoritos son jinetes, mosqueteros, generales y mujeres del siglo XVII. Todo está configurado por el pintor para reproducir lo más fielmente posible el comienzo del siglo XVII. El artista se esfuerza por hacer los detalles muy precisos: su estilo es muy meticuloso. Los materiales parecen reales, el menor accesorio se reproduce con la precisión más estricta, los colores son ricos y vibrantes. Aparecen en todas sus obras materiales lujosos. Y es de observar el extraordinario virtuosismo para la representación de materiales y texturas, como plata, vidrio, seda, satén, terciopelo, cuero o lana.
Música
La opereta en tres actos Das Hollandweibchen (La muchacha holandesa), compuesta por Emmerich Kalman, fue estrenada en el Teatro Johann Strauss de Viena, el 20 de enero de 1920. En ella encontramos el duetto “Ein Glaserl Wein” (“Un vasito de vino”).
La obra está ambientada en Holanda, en una corte pasada de moda, un mundo que se había extinguido en Austria y Alemania en la guerra (recuérdese que todos los títulos nobiliarios fueron prohibidos en Austria por el nuevo partido socialista desde 1918 y que el emperador alemán se encontraba en el exilio, en Holanda), parodia el antiguo régimen. La música supone una apertura a la música de los “felices años veinte”.
Emmerich Kalman - “Ein Glaserl Wein” - Das Hollandweibchen
El éxito vienés de esta obra marca un punto de inflexión en la larga carrera del compositor. Una obra casi pasada de moda: un canto de cisne al sistema aristocrático de príncipes anterior a la Primera Guerra Mundial que no querían casarse con princesas seleccionadas para ellos por sus padres, un patrón argumental perfectamente capturado en Ein Walzertraum (1907) de Oscar Straus y reciclado aquí.
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