Frederic Soulacroix - Flirteo - s. XIX-XX (Colección privada) |
Pintura
El hombre y la mujer retratados por Soulacroix visten con estilo de principios del siglo XIX ("Regency") La mujer se ha quitado su sombrero y se encuentra acostada en una hamaca.
Música
Durante la fiesta en Die Fledermaus (El murciélago) (estrenado El 5 de abril de 1874 en el Theater an der Wien) el tiempo objetivo se deja desviar de su curso por el tiempo subjetivo del pulso personal: cuando en dueto erótico los latidos del corazón de la falsa húngara se aceleran para alcanzar el tic-tac del relojito de Eisenstein, hasta que la enmascarada lo saca de la circulación haciéndolo desaparecer dentro de su escote. Aquí y en este momento la simpatía universal llega tan lejos que Eisenstein solamente busca y encuentra a la vengativa esposa oculta tras el antifaz, a la húngara amante y, en esa situación, ella misma pierde de vista por una breve eternidad, la intención de su acción punitiva.
ACTO II
Eisenstein ve a la condesa húngara, que no es otra que Rosalinde disfrazada, queda encantado y se dirige hacia ella, sacando su reloj. Rosalinda le sigue el juego y aparenta quedar maravillada; si consigue quitarle el reloj, ésa sería la prueba del delito. Eisenstein le pide que se quite la máscara, pero Rosalinda le dice que sólo lo hará al día siguiente. Eisenstein trata de engatusarla, Rosalinda se resiste (Dieser Anstand so manierlich, diese Taille fein und zierlich.../ Statt zu schmachten im Arreste, amüsiert er sich auf's Beste... - Esa apostura tan distinguida, ese talle fino y elegante.../ En lugar de consumirse en la cárcel, se divierte todo lo que puede...). Eisenstein hace sonar el reloj y el corazón de Rosalinda late con más fuerza. Ella le pregunta a Eisenstein si sus latidos irán acordes con el tic-tac de su reloj. Eisenstein le sugiere contarlos; él contará los tic-tac y Rosalinda sus latidos, hasta que ésta pide cambio. Eisenstein le da el reloj y cuentan. Gabriel intenta recuperar su reloj, pero Rosalinda no se lo permite.
Eisenstein ve a la condesa húngara, que no es otra que Rosalinde disfrazada, queda encantado y se dirige hacia ella, sacando su reloj. Rosalinda le sigue el juego y aparenta quedar maravillada; si consigue quitarle el reloj, ésa sería la prueba del delito. Eisenstein le pide que se quite la máscara, pero Rosalinda le dice que sólo lo hará al día siguiente. Eisenstein trata de engatusarla, Rosalinda se resiste (Dieser Anstand so manierlich, diese Taille fein und zierlich.../ Statt zu schmachten im Arreste, amüsiert er sich auf's Beste... - Esa apostura tan distinguida, ese talle fino y elegante.../ En lugar de consumirse en la cárcel, se divierte todo lo que puede...). Eisenstein hace sonar el reloj y el corazón de Rosalinda late con más fuerza. Ella le pregunta a Eisenstein si sus latidos irán acordes con el tic-tac de su reloj. Eisenstein le sugiere contarlos; él contará los tic-tac y Rosalinda sus latidos, hasta que ésta pide cambio. Eisenstein le da el reloj y cuentan. Gabriel intenta recuperar su reloj, pero Rosalinda no se lo permite.
Johann Strauss II - Nº9. Duetto. Dieser Anstand so manierlich... - Die Fledermaus
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