Diego Velazquez - Las meninas, o La familia de Felipe IV - c. 1656 (El Prado, Madrid) |
Pintura
La estancia en la que se desarrolla la escena sería el llamado Cuarto del Príncipe del Alcázar de Madrid, estancia que tenía una escalera al fondo y que se iluminaba por siete ventanas, aunque Velázquez sólo pinta cinco de ellas al acortar la sala. El Cuarto del Príncipe estaba decorado con pinturas mitológicas, realizadas por Martínez del Mazo copiando originales de Rubens, lienzos que se pueden contemplar al fondo de la estancia. En la composición, el maestro nos presenta a once personas, todas ellas documentadas, excepto una. La escena está presidida por la infanta Margarita y a su lado se sitúan las meninas María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco. En la izquierda se encuentra Velázquez con sus pinceles, ante un enorme lienzo cuyo bastidor podemos observar. En la derecha se hallan los enanos Mari Bárbola y Nicolasillo Pertusato, este último jugando con un perro de compañía. Tras la infanta observamos a dos personajes más de su pequeña corte: doña Marcela Ulloa y el desconocido guardadamas. Reflejadas en el espejo están las regias efigies de Felipe IV y su segunda esposa, Mariana de Austria. La composición se cierra con la figura del aposentador José Nieto.
Música
Gyermekeknek (Para los niños) es un ciclo de piezas para piano compuesto por Béla Bartók, entre 1908 y 1909. Está compuesto por 85 piezas que fueron publicadas en cuatro volúmenes. Cada pieza se basa en una melodía popular, de Hungría en los dos primeros volúmenes (42 piezas), y Eslovaquia en los últimos dos (43 piezas)
Bartók compuso un gran número de piezas para piano destinada a los niños, y este conjunto de ochenta y cinco piezas representa su primer trabajo de investigación sobre la canción popular de la Europa del Este. Las piezas se basan específicamente en la música popular húngara y eslovaca, y en la mayoría de los casos el compositor dejó las melodías originales intactas. Bartók escribió estas pequeñas piezas "con el fin de familiarizar a los niños que estudian piano con las bellezas simples y no románticas de la música popular." De hecho, muchos de los niños húngaros, que primero interpretaron estas piezas, probablemente reconocerían algunas de estas melodías, ya que habían sido tomadas de canciones infantiles y juegos.
Béla Bartók - Volumen 1 nº 1 - Para los niños
El reto de estas piezas no es técnico, sino puramente musical, ya que Bartók no se limita a componer melodías folclóricas utilizando los modismos armónicos occidentales tradicionales. En su lugar, el soporte armónico de estas melodías se deriva de las propias melodías. Hay momentos en los que las melodías más sencillas se apoyan en las armonías más complejas y disonantes, e incluso algunos casos de bitonalidad. Algunos musicólogos cínicos han sugerido que la nobleza del propósito de estas piezas pedagógicas -es decir, introducir a los niños en la música folclórica y, por extensión, en los lenguajes musicales contemporáneos no occidentales- se ve contrarrestada por el otro propósito tácito de Bartók: introducir a los estudiantes de piano en su propio nuevo lenguaje musical.
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