Theodore Chasseriau - Bailarinas moras - 1849 (Louvre, París) |
Pintura
En 1846 Chassériau hizo su primer viaje a Argelia. A partir de esbozos que hizo en este viaje y otros posteriores pintó temas como las bailarinas moras que se representan en este cuadro. Mediante referencias a los pintorescos detalles de la ropa o la danza y la evocación del ambiente, desarrollará el tema oriental en ésta y otras muchas obras.
Música
La conocida "Danza de Anitra" pertenece a la Suite de Peer Gynt Nº 1, Op. 46, que el compositor noruego Edvard Grieg preparó, a finales de los años 1880, con materiales de su música incidental escrita para acompañar el drama homónimo del escritor noruego Henrik Ibsen.
Tras el recibimiento triunfal que un grupo de devotas muchachas árabes dispensan al fingido profeta Peer Gynt, la joven Anitra, a la que éste planea raptar, porque se ha enamorado de ella, baila para él en la tienda de un jeque esta danza grácil y tranquila, a ritmo de mazurca, dominada por el pizzicato de los violines y el triángulo. El mismo acorde suave inicial, acaso evocador de una racha de viento en el desierto, pone también punto final a la danza. La bella Anitra, haciendo uso de su poder de seducción, irá despojando a Peer de sus riquezas hasta dejarlo abandonado y sin nada en medio del desierto.
Edvard Grieg - Danza de Anitra - Peer Gynt Suite No. 1
¿Sabías que la Danza de Anitra, en “tempo di mazurca” en la menor, presenta un cierto aire orientalista, exótico? No en vano, dicho movimiento pertenece al episodio de la historia que transcurre en Marruecos. Tras la muerte de su madre, Peer abandona a Solveig y se marcha a África, donde amasa una pequeña fortuna gracias a turbios negocios de trata de esclavos. Un jeque lo aloja en su séquito pensando que es un profeta, pero él se enamora de la bella Anitra quien, haciendo uso de su poder de seducción, va despojando a Peer de sus riquezas hasta dejarlo abandonado y sin nada en medio del desierto.
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