viernes, 30 de octubre de 2020

EL PAÍS DE LAS SONRISAS – Nostalgia -Año XI. Nº 625

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Gustav Klimt - Retrato de Adele Bloch Bauer II - 1912
Gustav Klimt - Retrato de Adele Bloch Bauer II - 1912  (Museo de Arte Moderno, Nueva York)

 


Pintura

Adele Bloch-Bauer sintió tanta admiración por el arte de Klimt que no dudó en posar una segunda vez para el pintor, cinco años después del primer retrato. En esta ocasión la pinta de pie -Adele no se sintió muy satisfecha en el anterior retrato al aparecer sentada- recortada su esbelta silueta sobre un fondo inspirado en la pintura oriental decorado con flores y figuras chinas, continuando con las notas decorativistas en sintonía con los trabajos de esta época -véase La virgen-. La modelo mira al frente y viste un ceñido traje adornado con una larga estola de piel que se ajusta a su cuerpo para llegar hasta el suelo, semejante a los arabescos al dominar la línea ondulada. La principal novedad la encontramos en el color y la libertad en su aplicación que manifiesta el artista, apreciándose influencias de los fauvistas y del joven Matisse. Incluso podemos hablar de cierta referencia cubista al buscar la geometría en algunos elementos de la pared, como si cada uno de ellos -incluida la propia figura de Adele- tuviera autonomía propia y estuviéramos ante un puzzle.En el rostro de la dama podemos apreciar de manera perfecta la descripción que de ella hizo su sobrina Maria Altmann: "Enferma, sufriente, siempre con dolor de cabeza, fumando como una chimenea, terriblemente frágil, oscura. Un rostro espiritual, delgada, elegante. Complaciente, arrogante".

Música

Das Land des Lächelns (El país de las sonrisas), opereta con música de Franz Lehár, describe un movimiento circular que retorna al estado inicial de todos los participantes con el hallazgo, como broche, de una total decepción para todos los participantes. La irrupción del exótico príncipe en los salones de la nobleza vienesa provoca la partida de la condesa Lisa a China; y sus malas experiencias en tierra extraña provocan a su vez el viaje de regreso a la situación de partida. Resultado: las dos figuras protagonistas heterogéneas han recogido nuevas experiencias entre sí y en la respectiva esfera del otro y, una vez más, han confirmado para sí el viejo prejuicio popular, aquello de zapatero a tus zapatos.

ACTO II – Pekin. Salón del palacio del Príncipe Sou-Chong
Finalmente recapacita el príncipe y permite a Lisa que se vaya, tras haber comprendido que no podrá reconquistar su amor por las enormes diferencias existentes entre las dos civilizaciones (“Ich möcht’ noch einmal die Heimat seh’n” – “Quisiera ver de nuevo mi patria”) El príncipe se queda sólo en su país, esforzándose en “Siempre sonreir”.


Franz Lehar - No.12 Ich möcht’ noch einmal die Heimat seh’n

1 comentario:

  1. ¿Sabías que en la primera versión francesa de Gante, al final de la obra, Sou-Chong y Lisa, perdidamente enamorados, huyen a Europa...? Lehar nunca aprobó este final.

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