Paul Klee - Rítmico - 1930 (Museé National d'Art Moderne, París) |
Esta tela de Klee, de un simplicismo decepcionante, consiste en tres colores (el equivalente de tres compases) dispuestos contra un rico fondo marrón. Los compases no guardan un espacio regular entre sí; los números de cada fila oscilan del seis al ocho. Es tentador interpretar el cuadro como una partitura musical, pero pronto resulta evidente que no es la única manera de hacerlo: los cuadrados de color se relacionan en vertical y en diagonal, así como en sentido horizontal.
La Sinfonía nº 5 en do menor, Opus 67, de Ludwig van Beethoven fue compuesta entre 1804 y 1808. Consta de cuatro movimientos: empieza con un allegro de sonata, continúa con un andante y finaliza con un scherzo ininterrumpido, que comprende las dos últimas partes. Desde su estreno en el Theater an der Wien de Viena el 22 de diciembre de 1808, dirigida por el compositor, la obra adquirió un notorio prestigio, que aún continúa en la actualidad. E. T. A. Hoffmann describió la sinfonía como «una de las obras más importantes de todos los tiempos».
Hubo poca respuesta crítica en el estreno, que tuvo lugar en condiciones adversas. La orquesta no tocó bien, sólo ensayó una vez antes del concierto, y, en un punto, debido a un error de uno de los músicos en la Fantasía coral, Beethoven tuvo que detener la ejecución y comenzar de nuevo. El auditorío era muy frío y la longitud del programa terminó por agotar al público. Sin embargo, un año y medio después, otra ejecución generó una crítica entusiasta de E.T.A. Hoffmann en el Allgemeine Musikalische Zeitung. Describió la música con imágenes dramáticas: «Luces radiantes son lanzadas hacia la profunda noche de esta zona, y entonces advertimos en las sombras gigantescas que, oscilando hacia adelante y hacia atrás, se acercan hacia nosotros y destruye todo lo que hay dentro de nosotros excepto la angustia del eterno anhelo – un anhelo que en cada placer que surge en sonidos jubilosos termina por hundirse y sucumbir. Sólo a través de este dolor, que, mientras va consumiendo mas no destruyendo al amor, a la esperanza y la alegría, intenta hacer estallar nuestros pechos con un lamento total lleno de voces de todas las pasiones, y vive en nosotros y somos cautivados por los guardianes de los espíritus».
Ludwig van Beethoven - Allegro con brio - Sinfonía No. 5, Op.67
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