Francisco de Goya - La ermita de San Isidro el día de la fiesta - 1788 (El Prado, Madrid) |
Pintura
La escena representada por Goya transcurre el día de la fiesta de San Isidro en los alrededores de su ermita madrileña, donde se congregaban numerosas personas para beber el agua de la fuente milagrosa que el santo había hecho brotar allí. En primer término, un majo trae el agua a un grupo de majas sentadas en el suelo, mientras que, al fondo, la muchedumbre hace cola para acceder a la fuente, distinguiéndose a la derecha a dos guardias de corps, lo que podría significar la presencia de algún miembro de la familia real entre los asistentes. De expresiva pincelada, es magistral en su estudio de las luces, además de revelar la capacidad de observación del artista.
Música
Agua, azucarillos y aguardiente, es un pasillo veraniego en un acto (género chico) con libreto de Miguel Ramos Carrión y la música de Federico Chueca. Se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de 1897.
Al final del breve preludio orquestal, una áspera voz de mujer ofrece: ¡Agua, azucarillos y aguardiente! Es el título de la obra, para el público madrileño inconfundible pregón de las vendedoras de agua y de los quiosqueros que expenden dulces y licor en los parques de diversión de Madrid. Refleja a la clase media empobrecida en contacto con las clases más humildes. Y se desarrolla en las proximidades de la Verbena
de San Lorenzo, el 9 de agosto, en el paseo de Recoletos.
Federico Chueca - Preludio - Agua, azucarillos y aguardiente
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