viernes, 25 de octubre de 2024

AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE – La Verbena de San Lorenzo -Año XV. Nº 870

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Francisco Pons Arnau - Verbena - 1915
Francisco Pons Arnau - Verbena - 1915 

 

Pintura

Aparte del retrato, Pons cultivó el paisaje y los cuadros de flores y sobre todo el costumbrismo como en este cuadro. Su pintura tiene muchos recuerdos de la de su maestro Sorolla pero le falta su explosión colorista; su pintura es más sobria u severa tanto en el trazo como en el color. Si comparamos una temática parecida entre el maestro y el discípulo observaremos ese diferente tratamiento del color, pero en cambio amplias concomitancias de estilo en el conjunto del cuadro.

Música

Camile Saint-Saëns gustaba de asistir a las zarzuelitas de Chueca y éste, en una ocasión, le regaló un ejemplar de la partitura de una de ellas, De Madrid a Paris (en la que se cantaba aquello de “A mi me llaman la Pelos, a mi la de Lavapiés”) No quiso el gran músico el obsequio, seguramente para no “contaminarse” con algo hecho sin la disciplina debida, pero, cuando echaba a la estufa la partitura, volvió a cantar la picaresca melodía para terminar diciendo “Qué clase de talento tiene este demonio de compositor que, casi sin saber música, la crea de tal fuerza que no se la puede olvidar cuando una vez se la oye”. Agua, azucarillos y aguardiente, pasillo veraniego en un acto (género chico) con libreto de Miguel Ramos Carrión y la música de Federico Chueca, fue estrenado en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de 1897.

De repente la madre despierta y se van como es habitual al Paseo de Recoletos. Serafín cae en un profundo y verdadero sueño, ya que realmente fue él quien finalmente ingirió el somnífero. Asia, desengañada, está dispuesta a volver a Valdepatata. A medianoche Pepa y Lorenzo, con Manuela y Vicente, acuden al baile de la Verbena de San Lorenzo, mientras que a Serafín, que sigue durmiendo, pierde su ropa y su cartera a manos de Garibaldi, un raterillo del barrio que se gana la vida tocando la lira. Despojado de todo cuanto contribuía a darle encanto, cae en manos de la policía que lo detiene, tomándole por un rufián, pese a sus protestas.


Federico Chueca - Final - Agua, azucarillos y aguardiente

viernes, 18 de octubre de 2024

AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE – Intriga "soporífera" -Año XV. Nº 869

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Elsi Gumier - Chulapa - c. 1950
Elsi Gumier - Goyesca - c. 1950

 

Pintura

Dentro de los trajes regionales en Madrid distinguimos principalmente tres: el traje goyesco, el traje castellano y el traje de chulapo (especialmente el femenino, el traje de chulapa) El traje goyesco, que representa Gumier en este dibujo, fue adoptado durante los siglos XVIII y XIX por las clases altas en un intento de simular la vestimenta popular para así aparentar austeridad tras la Revolución Francesa. En el caso de las mujeres destacan sus corpiños ajustados y escotados cubiertos por ricos pañuelos y el mandil de sus faldas. Al fondo, representación de la Puerta de Alcalá.

Música

Agua, azucarillos y aguardiente, pasillo veraniego en un acto (género chico) con libreto de Miguel Ramos Carrión y la música de Federico Chueca, fue estrenado en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de 1897. Se lee en el Diccionario Espasa que no eran las composiciones de Chueca la más depurada expresión del espíritu nacional, en el sentido que en todas partes se da a la música popular. Eran más bien la inspiración de una musa callejera, bastante artificial, que venía a ser como los couplets en Francia, con el mismo descoco, la misma alegría y la misma facilidad que aquellos, que pronto se convertían en música para los organillos callejeros, para los cafés y, en general, para el pueblo. Fue más que un músico español comprensivo para toda España, un madrileño que improvisaba sus canciones, sin grandes conocimientos de técnica pero dotado de extraordinaria facilidad y exquisita sencillez.

Serafín ofrece dinero a Pepa, que regenta un quiosco de aguadora, para que le eche un somnífero a la madre de Asia, pero ésta se niega. Lorenzo, compañero de Pepa la convence para que lo haga. Pepa se enfrenta a Manuela, una aguadora sin puesto, que en la actualidad está emparejada con Vicente, un torero, antiguo novio de la propia Pepa. Vicente y Lorenzo no parecen tener tanta enemistad como Pepa y Manuela, y pactan que hacer con el dinero de Serafín. Llegan Asia y su madre para pedir dinero a Serafín para pagar la renta, la madre cae en aparente sopor y Serafín promete el cielo a Asia (Vals-cuarteto: "¿Está dormida?").


Federico Chueca - Vals-cuarteto: "¿Está dormida?" - Agua, azucarillos y aguardiente

martes, 15 de octubre de 2024

AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE – El reflejo de la calle -Año XV. Nº 868

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Manuel de la Cruz Vázquez - La Feria de Madrid en la Plaza de la Cebada - 1770-80
Manuel de la Cruz Vázquez - La Feria de Madrid en la Plaza de la Cebada - 1770-80  (El Prado, Madrid)

 

Pintura

Inspirándose en los sainetes de su tío, el escritor don Ramón de la Cruz, el artista realizó una serie de escenas callejeras, entre ellas ésta. Se trata de una composición en la que de la Cruz caracteriza con acierto el ambiente bullicioso del pueblo, sus vendedores, mercaderes y paseantes. Tras la fuente de la Abundancia se observa la iglesia de Santa María de Gracia y, al fondo, la Colegiata de San Isidro. La plaza de la Cebada es un espacio urbano castizo y popular del La Latina de la ciudad de Madrid (España), en el que se encuentra el renovado Mercado de la Cebada, de la calle de Toledo. La etimología del nombre de la plaza se debe a la calle cercana homónima en la que se separaba la cebada cribando la destinada al forraje de los caballos del rey y de la que se aprovisionaba a los regimientos de caballería. El 19 de junio de 1622 se la acondicionó como un jardín público con motivo de las celebraciones de San Isidro. En la plaza se celebraron durante el siglo XVIII las denominadas Ferias de Madrid.

Música

Las pretensiones de los autores de Agua, azucarillos y aguardiente, pasillo veraniego en un acto (género chico) con libreto de Miguel Ramos Carrión y la música de Federico Chueca, estrenado en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de 1897, eran modestas, de ahí la denominación de “pasillo veraniego” pero obtuvo un éxito de los más memorables de la historia del género. Pese a que fue concebida como una obra para ese verano, para estar en cartel sólo unas semanas, alcanzó las doscientas representaciones seguidas. Desde entonces ha formado parte de la trilogía del madrileñismo junto a La verbena de la Paloma y La Revoltosa.

Un grupo de barquilleros revelan sus eróticos secretos comerciales de forma ágil, con clara dicción y en voz alta, si bien haciendo pantalla con la mano, pues sólo están destinados al oído del público. El ingenio con que estos mozos proveen de sus productos a la clientela femenina, no consiste sólo en lograr una activa venta de dulces, es a la vez un ingenio de la farsa local. Pues las que se acercan tan atrevidas a las golosas señoritas con su canto son voces femeninas que brotan de un grupo de roles masculinos colectivos con la desfachatez de los muchachos de calle.


Federico Chueca - Coro de barquilleros - Agua, azucarillos y aguardiente

viernes, 11 de octubre de 2024

AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE – Sufrida clase media -Año XV. Nº 867

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Louis Uhl - Niñeras en el parque - 1889
Louis Uhl - Niñeras en el parque - 1889  (Museo de Viena)

 

Pintura

Aficionado a las escenas de género, Uhl representa una escena, situada en un parque vienés, en la que se aprecia la conversación, y también el flirteo, entre niñeras y militares con vistosos uniformes. Pueden verse también a los niños jugando, distraídos, mientras sus niñeras se ocupan en otros menesteres.

Música

En Agua, azucarillos y aguardiente, pasillo veraniego en un acto (género chico) con libreto de Miguel Ramos Carrión y la música de Federico Chueca, estrenado en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de 1897, se citan otras calles, como la Ribera de Curtidores, el Prao, la Plaza de Colón, Lavapiés, Las Vistillas, la Puerta de Alcalá, la Cebá. Y aparecen personajes y situaciones del Madrid de la época: aguadores y aguadoras, cigarreras, chulapos y chulapas, manolos y manolas, castañeras, barquilleros, el olor a churros calientes y la limonada en los barreños de barro cocido, niñas jugando al corro mientras las niñeras coquetean con los soldados, etc. Es decir, el Madrid castizo del chotis, el pasodoble y el organillo.

Atanasia (Asia), una muchacha simpática pero extravagante, se siente poetisa. Con su madre, doña Simona, dejó la provincia para mudarse a Madrid, el paraíso de la cultura, donde llevan una vida más bien miserable. Una carta del tío les aconseja regresar al pueblo (Valdepatata), donde el primo está loco por casarse con Asia. Pero ésta sueña con Serafín, hijo de un exministro. Asia, es bien retratada en los primeros versos de las seguidillas cantadas por las niñas “tanto vestido nuevo, tanta parola y el puchero en la lumbre con agua sola” que describe la situación de gran parte de la sufrida clase media de entonces.


Federico Chueca - Coro de niñeras - Agua, azucarillos y aguardiente

viernes, 4 de octubre de 2024

AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE – Pregón comercial -Año XV. Nº 866

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Francisco de Goya - La ermita de San Isidro el día de la fiesta - 1788
Francisco de Goya - La ermita de San Isidro el día de la fiesta - 1788  (El Prado, Madrid)

 

Pintura

La escena representada por Goya transcurre el día de la fiesta de San Isidro en los alrededores de su ermita madrileña, donde se congregaban numerosas personas para beber el agua de la fuente milagrosa que el santo había hecho brotar allí. En primer término, un majo trae el agua a un grupo de majas sentadas en el suelo, mientras que, al fondo, la muchedumbre hace cola para acceder a la fuente, distinguiéndose a la derecha a dos guardias de corps, lo que podría significar la presencia de algún miembro de la familia real entre los asistentes. De expresiva pincelada, es magistral en su estudio de las luces, además de revelar la capacidad de observación del artista.

Música

Agua, azucarillos y aguardiente, es un pasillo veraniego en un acto (género chico) con libreto de Miguel Ramos Carrión y la música de Federico Chueca. Se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de 1897.

Al final del breve preludio orquestal, una áspera voz de mujer ofrece: ¡Agua, azucarillos y aguardiente! Es el título de la obra, para el público madrileño inconfundible pregón de las vendedoras de agua y de los quiosqueros que expenden dulces y licor en los parques de diversión de Madrid. Refleja a la clase media empobrecida en contacto con las clases más humildes. Y se desarrolla en las proximidades de la Verbena de San Lorenzo, el 9 de agosto, en el paseo de Recoletos.


Federico Chueca - Preludio - Agua, azucarillos y aguardiente

 
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