Hojas de otoño - John Everett Millais,1856 (Manchester City Art Gallery) |
¿Recuerdas la leyenda de Jason y los Argonautas, una de las más importantes epopeyas de los tiempos mitológicos, en la que participaron los guerreros más selectos de Grecia? Se embarcaron en pos del mítico Vellocino de oro, en una aventura incierta sin saber la fecha de retorno. Al igual que ellos, me dispongo a iniciar un viaje musical, por parajes insólitos que despertarán toda clase de emociones y que no pretende otra cosa que ayudar a comprender mejor y a disfrutar de la música llamémosla “culta”. ¿Te apuntas?
Este cuadro de Millais es una alegoría sobre la fugacidad de la vida. Cuatro niñas de diferentes edades amontonan hojas secas para hacer una fogata al atardecer (el humo está empezando a salir por el lado izquierdo). A pesar de que aún son muy jóvenes, todas ellas llegarán tarde o temprano al otoño de sus vidas y también perderán la inocencia mordiendo la manzana del pecado (la que sujeta la más pequeña en su mano). El otoño es la madurez, la etapa de la vida situada entre la juventud (verano) y la senectud (invierno), al igual que el ocaso que vemos al fondo, que separa el día de la noche.
El joven compositor venezolano, afincado en París, Reynaldo Hahn compuso Premières Valses, serie de diez valses para piano precedidos de una invitación al vals, que fueron ofrecidos por su editor Monsieur Heugel como suplementos a sus lectores de “Ménestrel”, en octubre y noviembre de 1898.
La mayoría de estos valses fueron escritos para amigos pianistas del compositor. Concretamente el Vals Nº 9, La feuille (La hoja), vals lento muy sentimental, que languidece en la bemol, está dedicado al Sr. Antonin Marmontel.
Hahn - Vals Nº 9, La feuille - Premières Valses
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