viernes, 25 de agosto de 2023

CANCIONES - Atardecer sobre el mar escandinavo -Año XIV. Nº 798

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Nikolái Roerich - Solveig canta en la cabaña - 1912
Nikolái Roerich - Solveig canta en la cabaña - 1912  (Museo Roerich, Moscú)

 

Pintura

El talento polifacético y versátil de Roerich se reveló también en sus trabajos para los espectáculos teatrales tales como «Peer Gynt». Este decorado, que representa la cabaña de Solveig en el bosque, fue diseñado para una producción de la obra de Ibsen.

Música

Escrita en 1875, y estrenada como música incidental de la obra escénica de Henrik Ibsen, el 24 de febrero de 1876, la partitura de Peer Gynt consta de veintiséis movimientos. Más tarde, en 1888 y 1891, Edvard Grieg extrajo varios movimientos, hasta dejar los ocho definitivos, divididos en dos grupos: Suite nº 1, Op. 46, y Suite nº 2, Op. 55.

La conmovedora “Canción de Solveig” corresponde al número 19 de la música incidental original y luego se repite, con distinta letra, en el 23. Concebida para voz de soprano, ésta es nuevamente sustituida en la suite por los violines, perdiendo gran parte de su encanto. La cuerda domina casi por completo este número, expuesto con una mansedumbre brumosa, evocadora de un atardecer tranquilo sobre el mar escandinavo. En ella Solveig expresa su fe en que su amado Peer, en esos momentos al otro lado del mundo, regresará a buscarla, aunque pase el invierno, desaparezca la primavera, y con el fin del verano termine el año. Y si acaso él ha muerto, seguirá esperándole allí, hasta el momento en que puedan reunirse para siempre.


Edvard Grieg - Canción de Solveig - Peer Gynt op. 23



Edvard Grieg - IV. Canción de Solveig - Peer Gynt Suite No. 2, op. 55

1 comentario:

  1. Cuando Ibsen escribió el Peer Gynt, pretendió justamente criticar el egotismo de su época. Por eso pidió a Grieg que le pusiese música incidental y el músico satirizó el materialismo, el culto al "yo", al "mí mismo", poniendo una música deliberadamente azucarada y refinada, contrastada con zonas frenéticas y violentas, como la escena "En la morada del Rey de la Montaña", en el inframundo, con un reyezuelo rodeado por un enjambre de trolls, que saca al troll que llevamos dentro. Acompañamos al egotista y fantasioso Peer: aquella boda funesta en la campiña noruega, su flechazo por la humilde Solveig, el rapto de la novia Ingrid, las tres pastoras, la mujer de verde, la lucha contra los trolls de la Montaña, el enfrentamiento con el Boygen, su regreso al bosque, el abandono de Solveig y su tristeza, la horrible antítesis cuando muere su madre Aase, su huida al Sáhara (con "La mañana"), el jeque árabe, su hija Anitra, su soledad en Egipto (donde se hace "Emperador de Sí Mismo"), la tempestad de regreso a Noruega, el empujón que mata al cocinero, su regreso atormentado, los susurros que lo mortifican, y el último encuentro con Solveig.

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