Hans Baldung - Musica - c. 1529 (Alte Pinakothek, Munich) |
Pintura
Este es uno de los dos paneles que conforman las Alegorías de la Música y la Prudencia en los que el artista plasma los grandes pilares de la alta cultura, mediante dos desnudos femeninos. Aunando la precisión de un delineante con la densidad y peculiaridad de un artista de vanguardia, el artista representa el cuerpo humano de un modo lindante a lo grotesco. Las masas de carne son desproporcionadas pero elegantes, inconexas pero armónicas. El negro absoluto contrasta con el ocre claro de la piel y con el brillo de los verdes. La forma y la postura de la Música son claramente femeninas, pero ésta adopta una postura intelectual, y el gestualismo de su cara, brazos y manos es masculino. Sostiene una viola y está acompañada por un gato.
Música
Un joven Johann Strauss I, de 24 años de edad, superó las expectativas de venta de todos los entusiastas y comerciantes de Viena. Aprovechando la enorme expectación levantada por la visita de Paganini a Viena en 1828, escribió inmediatamente su Walzer (à la Paganini), Op.11, incluyendo el rondó La Campanella con el acompañamiento de una campana en Fa, adornado con recursos artísticos de todo tipo para ser tocado a la Paganini. Dado que lo interpretaba en sus conciertos en el establecimiento “Bei den Zwei Tauben” por sólo un kreuzer, Strauss tuvo un gran éxito.
El virtuoso del violín Niccolò Paganini llegó a Viena en marzo de 1828, con ocasión de la primera de sus giras de conciertos a través de Europa central. Los amantes de la música en Viena esperaban maravillas en sus actuaciones. El segundo concierto de Paganini tuvo lugar el 13 de abril, también en la Redoutensaal en el palacio de Hofburg, y se llenó en toda su capacidad. Los primeros miembros de la audiencia estaban allí una hora y media antes del comienzo del concierto al mediodía. La emperatriz Karoline Augusta, cuarta esposa del emperador Franz I, el Archiduque de Carl con su esposa Enriqueta, La Archiduquesa Sofía y el Archiduque
Antón Victor, patrón de la Sociedad Filarmónica, aparecieron con la nobleza. Destacados músicos de Viena, editores y compositores atestaron los lugares restantes. Franz Schubert también asistió a los conciertos de Paganini. Pensaba que en el Adagio (del concierto para violín) había "oído un Ángel cantar”. Incluso los miembros menos preparados culturalmente del público fueron entusiastas acerca de la perfección técnica de Paganini y La Campanella se vendió en grandes cantidades.
Johann Strauss I - Walzer (à la Paganini), Op.11
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