William Turner - Moonlight, a Study at Millbank - 1797 (Tate gallery, Londres) |
Pintura
La primera pintura al óleo de Turner que se exhibió en la Royal Academy en 1796 fue una marina nocturna. Esta vista nocturna del Támesis, desde una posición cercana a la Tate Britain, pertenece al año siguiente. Los efectos de la luz de luna eran una convención pictórica de moda en la época, derivada principalmente de los pintores holandeses del siglo XVII como Aert van der Neer, entonces popular entre los coleccionistas británicos. Aquí, sin embargo, la impresión es de un naturalismo incontrolado.
Música
Rusalka es una ópera en tres actos con música de Antonín Dvořák y libreto de Jaroslav Kvapil (1868-1950), estrenada en Praga el 31 de marzo de 1901. El nombre de la ópera proviene de la mitología eslava, donde Rusalka es un espíritu del agua que vive en lagos o ríos. El aria más conocida de la ópera es la “Canción a la luna”, que canta Rusalka para pedirle que se convierta en un ser humano que pueda ser amado por el príncipe.
ACTO I - En un lago a la luz de la luna
Tres ninfas acuáticas bailan felices hasta la llegada de su padre, un espíritu de las aguas que se pone a jugar con ellas. En ese momento, Rusalka, la cuarta hermana, se despierta y confía a su padre que se ha enamorado de un joven que suele ir al lago a bañarse. Rusalka explica que quiere tener un alma y así ser humana para poder estar con el hombre al que ama. El padre, tras advertirle que si hace eso perderá la inmortalidad y viendo que está decidida, le dice que vaya a hablar con la bruja Jezibaba quien le ayudará pero con condiciones. Si quiere ser humana, será a cambio de su voz. Otra condición que le pone es que si su amado la rechaza, no será ninfa ni humana y tendrá que vagar por el lago en soledad. Rusalka, que sólo piensa en el amor, acepta y Jezibaba le da un bebedizo. Llega el hombre, que resulta ser un príncipe y le pregunta si es ninfa o humana. Rusalka lo abraza y se la lleva al palacio.
Tres ninfas acuáticas bailan felices hasta la llegada de su padre, un espíritu de las aguas que se pone a jugar con ellas. En ese momento, Rusalka, la cuarta hermana, se despierta y confía a su padre que se ha enamorado de un joven que suele ir al lago a bañarse. Rusalka explica que quiere tener un alma y así ser humana para poder estar con el hombre al que ama. El padre, tras advertirle que si hace eso perderá la inmortalidad y viendo que está decidida, le dice que vaya a hablar con la bruja Jezibaba quien le ayudará pero con condiciones. Si quiere ser humana, será a cambio de su voz. Otra condición que le pone es que si su amado la rechaza, no será ninfa ni humana y tendrá que vagar por el lago en soledad. Rusalka, que sólo piensa en el amor, acepta y Jezibaba le da un bebedizo. Llega el hombre, que resulta ser un príncipe y le pregunta si es ninfa o humana. Rusalka lo abraza y se la lleva al palacio.
Antonín Dvořák - Canción a la luna - Rusalka