Johannes Vermeer - Mujer de pie ante un Virginal - c. 1670-72 (National Gallery, Londres) |
El centro de la pintura encuentra a una mujer observando al espectador. Una silla, cuadros, piso de azulejos, zócalos y una ventana la envolverán en un escenario claramente burgués. Los cuadros en la pared no pueden identificarse, pero se entiende que el de la izquierda representa un paisaje y el de la derecha se le atribuye a Cesar van Everdingen, quien representó a Cupido sosteniendo una carta. Vermeer logra excelentes efectos con los colores, sin embargo en esta obra su paleta será limitada. Este cuadro da espacio a tonos brillantes, blancos, azules, amarillos, un tono de verde. Esto permite que el artista logre captar los detalles, por ejemplo, de la vestimenta de la mujer, de los marcos sobre la pared del fondo y hasta de la luz que entra en el ambiente y nos permite observar ese instante. Un dato de color lo entrega el tono azul ultramarino, un pigmento bastante costoso en esa época y que se encuentra en los detalles de la silla que se ve en primer plano. Esto pudo haberle dado más valor a la obra. El óleo es muy preciso en sus líneas rectas (pared, suelo, cuadros) y en sus líneas curvas (mujer, paisaje). Esto garantiza la exactitud de la escena que contiene en las sombras y en las luces un reflejo justo y casi fotográfico de la imagen. La perspectiva del artista devuelve una representación del mundo que es posible y visible.
Antonio Soler y Ramos fue un compositor y clavecinista español, representante de la escuela española de música para teclado del siglo XVIII, y seguidor de la corriente musical introducida en España por el italiano Domenico Scarlatti. Es popularmente célebre su Fandango en re menor, R. 146, un aire de la rítmica danza española, compuesto en 1760.
Aunque Soler ocasionalmente empleó la forma de tema y variaciones, ninguna obra se puede comparar en magnitud al Fandango, su obra más conocida: Se basa en el omnipresente patrón armónico del ostinato, una hipnótica secuencia de doce notas que aparece regularmente en la mano izquierda, y que soporta una exhaustiva explotación de los recursos del clave: Quiebros, citas enmascaradas y giros de todas clases (tanto rítmicos como armónicos), relámpagos de escalas, acordes y centellas, un vendaval de virtuosismo que levanta las faldas del monje y le hace bailar por los claustros del monasterio.
Antonio Soler - Fandango en re menor, R. 146
¿Sabías que a Antonio Soler se le considera el maestro español más renombrado de la escuela del clave y su marcada personalidad dominó poderosamente en el panorama de la música española del siglo XVIII? Fue en El Escorial donde estudió con José de Nebra y Domenico Scarlatti. Este último era, por aquel entonces, compositor de la corte española e influyó ciertamente la obra de Soler.
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