Konstantin Yuon - Mañana de mayo en un lugar con ruiseñores - 1915 (Galería Tretyakov, Moscú) |
Yuon amaba la alegría y la belleza en la naturaleza y la vida. Él describió fácilmente el sol, la nieve, los trajes folclóricos brillantes y los monumentos de la antigua arquitectura rusa. Entre sus últimos trabajos destacan los realizados en el pueblo de Ligachevo cerca de Moscú, a donde pertenece esta imagen y donde el artista tenía una casa y trabajó desde 1908 hasta 1958; y los realizados a partir de los recuerdos de la juventud y que están asociados con el lado poético de la vida y la vida del antiguo Moscú, donde se crio al artista.
Francisquita, la protagonista de la zarzuela Doña Francisquita, comedia lírica en tres actos de Amadeo Vives, estrenada el 17 de octubre de 1923 en el Teatro Apolo de Madrid, utiliza esta metáfora para hacer comprender, a quien ella desea que sea su pretendiente, que está avivando sus celos para que le corresponda.
Era una rosa que en un jardín Y, aunque creo yo,
languidecía de casto amor que con su pico miente,
por un ruiseñor, jamás cantó,
mientras un zángano zumbador, un trino y un gorjeo tan valiente.
a enamorarla desde el panal El pobre zángano, más infeliz,
todas las tardes venía al rosal aunque más viejo que aquella flor,
Y, al ver la rosa que el ruiseñor llamó al ruiseñor,
amor sentía por otra flor, para quejarse de su actitud
al zángano infeliz, cuando venía, y amenazarle con su aguijón,
la rosa le decía: si no sabía callar su pasión.
ese ruiseñor, Desde el día aquel, supo el ruiseñor
soberbio y cantarín, de la rosa ser tierno trovador,
cuando tú no estás y, enfrente del rosal, desde aquel día,
señor, en el jardín el pájaro decía:
viene a mi rosal y en esta rama este ruiseñor,
me dice que me ama. prendado está de ti.
languidecía de casto amor que con su pico miente,
por un ruiseñor, jamás cantó,
mientras un zángano zumbador, un trino y un gorjeo tan valiente.
a enamorarla desde el panal El pobre zángano, más infeliz,
todas las tardes venía al rosal aunque más viejo que aquella flor,
Y, al ver la rosa que el ruiseñor llamó al ruiseñor,
amor sentía por otra flor, para quejarse de su actitud
al zángano infeliz, cuando venía, y amenazarle con su aguijón,
la rosa le decía: si no sabía callar su pasión.
ese ruiseñor, Desde el día aquel, supo el ruiseñor
soberbio y cantarín, de la rosa ser tierno trovador,
cuando tú no estás y, enfrente del rosal, desde aquel día,
señor, en el jardín el pájaro decía:
viene a mi rosal y en esta rama este ruiseñor,
me dice que me ama. prendado está de ti.
Amadeo Vives - No. 6 Canción del ruiseñor - Doña Francisquita